miércoles, diciembre 26, 2012

Treinta y uno

Cumplí 31 años justo el 21 de diciembre. Esto puede prestarse a varias intepretaciones:

1) La multitud estaba tan pendiente del fin del mundo, que olvidó pequeñeces como el segundo escalón en los "tas" de quien esto escribe. Vaya manera de robarme la nota, ash.

2) En realidad, todo fue un magnífico plan para generar expectación en torno a la fecha y... taratatán, cumplir años ese día... como cada año, desde 1981, doble ash.

3) La coincidencia con el 13 Baktún y la nueva época y así resulta una gran oportunidad para convencer a todos de que soy la elegida y podré conducirlos a esa nueva época, entre divagaciones, chocolate y vino tinto.

4) Da lo mismo, el 22 de diciembre amaneció igual de frío, con harta desigualdad en el mundo y, además, la tos no me ha dejado en paz.

5) Será una nueva época, será el inicio del invierno, pero el cambio verdadero está en nuestras manos... ay, no, ése fue un lema de una campaña política... perdida.

6) Seamos escépticos, no hay conexión entre una cosa y otra.

7) Seamos claros, no sé si soy escéptica por mi santo patrono Tomás, si soy fría por haber llegado con el invierno o si estoy loca por haber cumplido años en el fin del mundo que al final no fue el final, sino el principio... de todos modos, soy un año mayor.

2 comentarios:

Esquina Tijuana dijo...

Pues que cumplas muchos más.

Una aclaración: el mundo sí acabó, pero empezó otro igual justo donde lo dejamos (un fastidio, lo sé).

El escepticismo es de los mejores credos, la suspicacia también y de vez en cuando la paranoia (todas las teorías de la conspiración son ciertas aaaah!!!)

Un saludo

Dorix dijo...

Otro para ti :)