domingo, julio 24, 2016

British border control

Siempre pensé que los border control de los gringos eran terribles, pero hoy conocí la versión British en suelo francés y extrañé a los gringos.

Debía tomar el Eurostar de las 12:13 horas de París a Londres y, según el boleto, era necesario estar ahí 30 minutos antes. En realidad sólo estuve 28 minutos antes, después de atravesar corriendo la Gare du Nord, pero no habría bastado ni con 45 minutos, sospecho.

Después de que los franceses pusieron en mi pasaporte el sello de salida del espacio Schengen, pasé al border control de los British. Había dos filas, as usual, la de European Union citizens y la de other passports, las dos igual de largas y de lentas, creo que avanzaban dos milímetros cada cinco minutos. Decidieron entonces abrir una tercera fila sólo para los pasajeros del tren de las 12:13, sin distinción de nacionalidades. ¡Gran idea! Casi todos íbamos a ese tren, así que había una sola agente para nosotros y cuatro agentes más para los pasajeros de trenes que salían más tarde, why not?

Esta fila era más lenta. Se fue el tren y al menos 20 personas seguíamos atoradas en la fila. A varios de nosotros nos regresaron porque no habíamos llenado la forma migratoria. Ah, claro, es que olvidaron dárnosla porque estaban ocupados cambiándonos de fila. Terminé de llenar mi forma justo cuando me tocó pasar con la agente. Ella intentó regresarme otra vez, porque dejé en blanco el número del tren en el que iba... pues, ¿cómo le explico que no sé, que el tren que debí tomar se fue mientras andaban con sus numeritos? Pero ella seguía instalada en el rechazo. Me salió la francesa que no soy y empecé a hacer esa expresión que hacen ellos cuando algo les molesta (es decir, casi siempre), que es simplemente un ruido con la boca. Parece que usé una varita mágica, porque a partir de eso, la actitud de la agente cambió, me siguió haciendo 40 millones de preguntas, pero en un tono más amable: que cuál es mi asunto en London, que por qué estaba en París, que a dónde iré después, que por qué el sello de entrada al Schengen que tiene mi pasaporte es de Amsterdam, que a qué me dedico en México, que por qué voy a dos congresos en vez de a divertirme. Total, que con tanta preguntadera casi pierdo el siguiente tren, el de las 12:43, why not?

viernes, julio 22, 2016

Paris sera toujours Paris

Nunca fue mi sueño de la vida venir a París, pero la vida me trajo aquí (y a Louvain la Neuve) en 2014, para hacer una estancia corta de investigación. Casi no hablaba francés (sigo hablando poco y mal, btw), tenía una beca en pesos mexicanos que se hacía increíblemente chiquita cuando se convertía a euros y no conocía gente por estos rumbos. Para colmo, me lastimé un tobillo en la segunda semana de estancia y me tuve que chutar una atención médica deficiente y dos semanas de la ecuación férula + escaleras y laberintos de las estaciones del metro + la poquísima o quizás inexistente solidaridad de los parisinos.

Mientras arrastraba mi patita bandola, empecé a ver a quienes iban a la misma velocidad que yo, es decir, a los viejitos. Alrededor de la CitéU que fue mi casa esas semanas, había muchos viejitos con la vida económicamente resuelta, pero con otras necesidades. Estaban solos, algunos enfermos, con problemas de movilidad... y yo, que he pasado mucho tiempo sola y he sido muy feliz sola, empecé a preguntarme si quería llegar sola a esa edad. Tuve que venir hasta acá para descubrir un miedo a la soledad que no sabía que tenía.

No sé si fue por todo lo que aprendí, por la gente linda que conocí o porque esta ciudad -a su modo- es adorable, pero se convirtió en mi casa. Ha pasado poco más de un año y medio y, al planear un viaje ñoñísimo a Viena y Leicester, sentí la necesidad de estar aquí, como si se tratara de volver a casa. Paris sera toujours Paris...

domingo, julio 03, 2016

Hasta siempre...

Hasta siempre, UAA. Fueron (en total) 15 años muy interesantes.